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Ciempiés/Milpiés

(Scolopendra sp.)

Los ciempiés y los milpiés, en general, son clasificados de la siguiente manera:

  • Familia: Scolopendridae
  • Orden: Scolopendrida
  • Clase: Miriápodos
  • Unas 400 especies diferentes de ciempiés se distribuyen por todas las regiones del mundo y se encuentran especies apenas visibles mientras que las más grandes pueden llegar a medir 30 cm. En realidad la mayoría no tiene más que 20 pares de patas y según la especie pueden ser de los más diversos colores: desde azul brillante a rojo intenso, pasando por los diferentes matices de cada color o combinación de colores. Los milpiés tienen una distribución similar.

    Son de temperamento agresivo, más bien irascibles, ya que suelen atacar a sujetos muchos mayores que ellos, amparados en las toxinas que producen y que puede producir algo más que una simple molestia a los humanos. Según las especies y la sensibilidad de cada persona, pueden producir reacciones alérgicas severas, por lo que al suministrarlos como alimento, debemos procurar no tocarlos con las manos ni permitir que se escapen del medio de cultivo, en particular donde haya niños.

    Son esas toxinas las que precisamente le ayudan a devorar todo tipo de presas vivas, incluso mucho mayores en tamaño. Desde una cucaracha, grillo o saltamontes hasta un pequeño ratón pueden ser devorados por estos insaciables escolopéndridos que cuanto más se los conoce menos simpáticos resultan.

    Hay ciempiés selváticos, de las sabanas, de los humedales y por supuesto urbanos y domésticos. Trepan a lugares que otros insectos no llegan y es posible localizarlos bajo tierra o en el último piso de un rascacielos.

    De hábitos básicamente nocturnos, durante el día permanecen ocultos o poco visibles, pero en la oscuridad se convierten en ágiles merodeadores en busca de alimento.

    INSTALACIONES PARA CRÍA.

    Siendo animales que practican el canibalismo y que se toleran muy poco entre ellos, será importante procurarles espacios grandes y con muchos refugios. Un acuario alto, con paredes de vidrio y sin partes rugosas en todos sus costados, será una dificultad aunque no un impedimento para que se escapen. Por lo tanto habrá que disponer de una buena tapa y una malla fina de ser posible metálica para evitar fugas.

    Son muy rápidos y por temor a su ponzoña es posible que se nos pueda escapar alguno al manipularlos.

    La temperatura será de 18 a 28º C (según las especies, las cuales, por su parte, están adaptadas a las diferentes regiones geográficas) y puede mantenerse con una roca calefactora de las utilizadas para reptiles. La iluminación normal será diurna y dejamos que durante la noche deambulen por el recipiente, a oscuras, procurándose el alimento que le hemos provisto.

    Un ambiente húmedo (superior al 79% de humedad) es muy necesario para mantener los ciempiés. Para lograrlo, además de pulverizar con rociadores cada tanto, deben mantenerse ladrillos, esponjas y cortezas de árboles húmedas. Estos elementos además de mantener la humedad del ambiente proveerán escondites. A todo esto se sumará una cama de turba sin fertilizantes que se habrá humedecido hasta lograr la humedad del tabaco de pipa.

    ALIMENTOS.

    Se alimentan principalmente de insectos aunque como ya mencionamos, no dudan en atacar organismos mayores. Son extremadamente voraces por lo que no debe faltarles alimento a fin de evitar el canibalismo todo lo posible. Luego de alimentarse, pueden transcurrir varios días antes de que vuelvan a necesitar comida.

    REPRODUCCIÓN

    Es realmente complicado diferenciar los sexos, así que lo mejor será contar con un lote de ejemplares para iniciar el cultivo. A individuos de mayor edad, en algunas especies la hembra es más grande y en otras los machos tienen las patas más largas. Sin embargo es poco apreciable y no ofrece demasiada seguridad a quienes no son especialistas.

    Existe un cortejo por parte del macho que finaliza en la deposición de un espermatóforo que recoge la hembra. Pasados entre 20 y 30 días (dependiendo de la temperatura) la hembra depositará y cuidará los huevos, que pueden ser, según la especie, entre 15 y 50. Treinta días después eclosionarán bajo el cuidado de la hembra y poco después comenzarán a buscar alimento.

    Si es posible retirarlos y cultivarlos por separado, este sería el momento de hacerlo, trasladando la postura a un recipiente similar, exclusivo para los jóvenes ciempiés. Son mucho más sensibles a la deshidratación durante los primeros 20-30 días, por lo que habrá que rociar el cultivo cuantas veces sea necesario a fin de mantener un buen nivel de humedad.

    Son bastante longevos en general y crecen a un ritmo moderado.

    Son aceptados por reptiles y anfibios de tamaño apropiado, teniendo en cuenta que por su ponzoña puede resultar inadecuado para pequeños habitantes del vivario.

    Autor: Roberto Petracini

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